Ateneistas

Ser Ateneísta en nuestros tiempos adolescentes fue llegar a aquel templo, donde
me inspire por primera ocasión llego a mi la ilusión del amor, donde escribí mis primeros versos, que fueron rotos por la indiferencia de aquella primer musa de mi vida. En sus jardines forje amistades que han trascendido el tiempo.

En sus aulas adquirí la filosofía de mi vida: ser rebelde e inconforme a todo lo que da el destino, buscando siempre abrir nuevos senderos en el transitar por la vida. Gracias a aquellos maestros que inculcaron en mi el amor a la verdad, tal como reza el lema de nuestra institución Veritas, a la libertad, la tolerancia y la lucha por la equidad social.

Como no recordar aquellas jornadas académicas, las luchas por la autonomía, los encuentros deportivos, nuestras porras, las jornadas del teatro universitario,
el viaje de estudio, la primer farra El llamado a la vocación de mi vida; Ser catedrático y conferencista universitario.

Hoy 4 años después la flama de la esperanza continúa viva ante los grandes retos que enfrenta nuestra patria. Quiero dar gracias al esfuerzo de nuestros padres, algunos hoy ausentes pero siempre presentes. A nuestros maestros que sembraron semilla en tierra fértil. A nuestro Rector, a nuestros Directores y Maestros, a los prefectos e intendentes que acompañaron esa bella etapa de nuestra vida.

Se que aún quedan sueños por realizar, faenas por concluir y proyectos por iniciar, en esta etapa actual de nuestra vida, los amigos del colegio están presentes. Las musas aún inspiran el pensamiento cuando la pluma se desliza sobre el papel en blanco donde escribimos cada uno el guión de nuestra vida